El diseño no es solo estética, es historia, es identidad, es transformación. Cada pieza que creo nace de una conexión profunda con los materiales, con la tierra que me vio renacer y con la necesidad de dejar algo significativo en el mundo. “Diseño con alma de piedra” no es solo una frase, es el manifiesto de mi trabajo.

 

Las piedras tienen memoria. Han estado aquí por siglos, presenciando el paso del tiempo sin perder su esencia. Son testigos silenciosos de la evolución, de la resistencia, de la transformación. Mi historia es similar: un antes y un después, un punto de inflexión que me hizo redefinir quién soy y hacia dónde quiero ir.

 

“Con alma de piedra” porque lo que diseño tiene raíces, tiene propósito, tiene una energía que no se desgasta. Cada mesa, cada objeto que sale de mis manos no es solo una pieza de mobiliario; es un fragmento de historia, es un testimonio de pasión y un tributo a la tierra de la que provengo.

 

Mi proceso creativo es instintivo, pero también meticuloso. Me obsesionan los detalles, las texturas, el equilibrio entre lo rústico y lo refinado. Trabajo con cantera Ticul y crema maya porque llevan consigo la esencia del Yucatán que me inspira. Las combino con metales, con maderas de la región, con materiales que contrastan pero que al unirse cuentan una historia.

 

Este regreso al diseño no es un regreso cualquiera. Es una declaración. Es el inicio de una nueva etapa en la que cada pieza será una extensión de mi identidad. No solo creo mobiliario, construyo legados en piedra.